Pedro Berruguete
En Italia
Antes del verano de 1474, Pedro Berruguete salió de Castilla hacia la península italiana con la intención de perfeccionar su arte. El afán por acceder al nuevo arte italiano quizás responda a su conexión con los Manrique, señores de Paredes, a cuyo servicio estaba la familia de Berruguete. No obstante, se ignora qué papel pudieron tener en su decisión tanto el Maestre Don Rodrigo Manrique como su hijo Jorge Manrique, el poeta, algo mayor que Pedro, ya que nació en 1440. Pese a que no puede llegarse a ninguna conclusión, es posible que la vinculación de Pedro a los Condes de Paredes haya sido fundamental para emprender su vocación artística, así como la influencia de su tío el dominico, llamado también como él, Pedro Berruguete.
A juicio de la autora de la monografía de Pedro Berruguete, Pilar Silva Maroto, éste abandonó Castilla con un destino fijo que no fue Urbino, sino Nápoles o Roma. El rey de Nápoles, que mantenía estrechas relaciones con Federico de Montefeltro, duque de Urbino, pudo recomendar a Pedro para su Studiolo. Sin embargo, la hipótesis más creíble es la de que el pintor de Paredes estuvo en Roma donde, aunque no se puede asegurar, existen obras que podrían atribuírsele, y que fue el Papa Sixto IV quien le recomendara para continuar la labor emprendida por Justo de Gante en la Corte de Urbino. Tampoco se puede descartar que el pintor castellano hubiera estado en Florencia, cuna del Renacimiento.
Sea como fuere, Pedro se sumergió en el ambiente artístico de Urbino. Allí conoció a Jan van Eyck y a Piero della Francesca. Todos los indicios apuntan que la tabla de Jan van Eyck, “Mujeres en el baño”, tuvo que ser la fuente de ese “eyckianismo” que se detecta en el estilo del pintor de Paredes de Nava y que se manifiesta en algunas de las obras que realizó en Castilla, como la ” Anunciación de Miraflores” o “la “Virgen y el niño” del Museo Municipal de Madrid.
Pedro Berruguete, por tanto, concilia el arte flamenco y el italiano. De esa conciliación nace la síntesis creadora que se advierte en sus obras. La facilidad y naturalidad con que Pedro fundió esas tendencias así como el dinamismo frente al estatismo anterior, o la preocupación por el escorzo y la perspectiva desde un punto de vista bajo, fue algo que aprendió e incorporó con características propias a su obra.
Las pinturas mandadas hacer por Federico de Montefeltro para el palacio de Urbino y para el de Gubbio se han conectado con el pintor paredeño. Parte de los “28 retratos de hombres ilustres” del Studiolo de Urbino, iniciados por Justo de Gante, fueron concluidos por Berruguete en 1476. Todos ellos han llegado hasta nosotros y se conservan en dos series de catorce. Una en el Museo del Louvre y otra en la Galería Nacional de las Marcas, con sede en el palacio de Urbino. Justo de Gante tampoco acabó la tabla titulada “Comunión de los apóstoles”.
La existencia de un dibujo de Gabriel Naudé, de esta tabla, hecho en 1632, en cuyo ángulo inferior izquierdo aparece la inscripción “Petrus hispanus pinxit”, se ha convertido en un elemento decisivo para demostrar la presencia de Pedro Berruguete en Urbino. Después de diferentes controversias, parece demostrado que el pintor paredeño acudió a la Corte de Federico de Montefeltro para ocupar el lugar del pintor flamenco, pero no se limitó a concluir lo que Justo de Gante había dejado sin acabar, sino que cambió la apariencia externa de muchas figuras y dio la capa pictórica a todas ellas.
Para el mismo Studiolo de Urbino, Federico de Montefeltro ordenó hacer su “retrato acompañado de su hijo Guidobaldo” que se conserva en el palacio de Urbino. Este retrato se considera hoy una de las obras maestras de Pedro Berruguete, aunque en un principio se atribuyó a Justo de Gante.
Además de las obras señaladas, Pedro recibió un nuevo encargo del duque de Urbino: las serie de “las artes liberales”: la Retórica, la Música (ambas en la National Gallery de Londres), y la Dialéctica y la Astronomía, que fueron destruidas durante un bombardeo en Berlín en 1945.
La tabla de “Federico de Montefeltro y su corte asistiendo a la lección de un humanista”, que se conserva en Hampton Court, se considera también obra de Berruguete aunque, de forma obstinada, se sigue adscribiendo a Justo de Gante, al igual que las Artes Liberales.
Entre las obras realizadas en Italia conectadas con Pedro Berruguete, se cuentan: “Cristo de piedad entre dos ángeles”, hoy en la Pinacoteca Brera de Milán, el “San Sebastián” del palacio de Urbino y el “Salvador bendiciendo”, de la Galería Nacional de Las Marcas.